
el fuego es un “principio divino” –y no simplemente un elemento más de la naturaleza- y que la llama que vemos ascender actúa como vehículo del Espíritu Supremo. Ninguna definición nos resulta más adecuada que la expuesta por Blavatsky, para hablar de la realización de plegarias, rituales, y actos mágicos con velas, pues la llama de éstas nos conducirá directamente al Supremo para que se hagan realidad nuestros deseos. Y es que el fuego puede considerarse el fenómeno más directamente asociado a lo sagrado: desde tiempos prehistóricos ha tenido un lugar especial en las religiones y se lo ha relacionado de manera directa con el Sol como fuente de poder y símbolo de la divinidad.
En la actualidad, puede decirse que las velas –ya incorporadas a nuestra vida cotidiana como un objeto más de nuestra cultura- son los elementos por excelencia que reúnen las propiedades positivas y el valor del fuego en la pequeña llama que se eleva al infinito. Por eso, encendemos velas para orar, para pedir por un enfermo, para obtener protección, para la buena suerte... No necesitamos saber demasiado acerca de las velas para usarlas: muchas veces las compramos sencillamente porque nos gustan o para adornar un ambiente o para preparar una mesa especial para la cena. Sin embargo, sino nos internamos en el conocimiento esotérico del uso y el valor ocultos que estos elementos tienen, podremos obtener de ellos numerosos beneficios, beneficios que en nuestra limitada visión del mundo ni siquiera imaginamos.
Por ese motivo, este curso de Magia con Velas ofrece a sus estudiantes muchos de los secretos de los iniciados para utilizar las velas con diferentes fines, obteniendo óptimos resultados. A través de la lectura de sus páginas, usted podrá aprender a fabricar velas caseras y cuál es la mejor forma de elegirlas si desea comprarlas; sabrá con exactitud cuáles son los mejores días para encenderlas, qué color le corresponde a cada signo y cuál es el principio básico de ciertos tipos de rituales. A partir de allí, estará en condiciones de utilizar ciertas fórmulas para mejorar la salud y otras para la prosperidad, el trabajo y los negocios; podrá poner en práctica hechizos para resolver distintas dificultades o conflictos afectivos, para traer paz a su hogar o para quitar las trabas de su camino. Por último, también podrá aprovechar el poder de las velas para meditar, incubar sueños y consagrar amuletos, lo mismo que para conocer el futuro a través de atractivos métodos de adivinación. Pero para que todo el saber que usted adquiera resulte verdaderamente útil, tendrá que intervenir además el poder de su fe. Solo así la llama de las velas que encienda, empujada por la fuerza de sus oraciones, convertirá en realidad los pedidos dirigidos a lo alto.
USO Y FABRICACIÓN DE VELAS CON FINES ESOTÉRICOS
Durante siglos, el hombre empleó antorchas para hacer menos oscuras y más breves sus noches. Más adelante, las velas reemplazaron a las antorchas. Útiles y de agradable aspecto, las velas decoraron durante siglos las lámparas y los candelabros de todo el mundo y aún hoy lo siguen haciendo en ocasiones especiales, a pesar de haber sido felizmente desplazadas por la luz eléctrica. Y pese al hecho de que esta última ha revolucionado la historia de la humanidad, permitiéndole avanzar a pasos de gigante, las velas han conservado un valor y un significado similar al que tuvieran desde los comienzos de su larga existencia.
La utilización de velas con fines rituales ha sido una constante en el esoterismo. Desde sus orígenes, se las empleaba no solo para su finalidad inmediata –ver durante la noche, aunque fuera imperfectamente-, sino también para fines más trascendentes, como pedir protección personal o solicitar al Supremo un buen rendimiento en las cosechas. También se las usaba para orar deseando la curación de un enfermo e incluso como medio de adivinación. Este uso esotérico de un elemento cotidiano se popularizó especialmente durante el siglo IV, a tal punto que los cristianos adoptaron la utilización de velas para sus ceremonias religiosas. Hoy en día, el mercado pone a nuestro alcance una variedad increíble de velas, tanto por sus colores como por sus diferentes tamaños y formas; y mientras su uso se ha convertido en tradición en los ritos de variadas religiones, hay quienes las llevan a su hogar simplemente como objetos decorativos y quienes las encienden para rezar o llevar a cabo un ritual.
Purificación e iluminación
Presentes –como hemos dicho- en las ceremonias religiosas y los ritos de casi todas las civilizaciones del mundo, las velas constituyen elementos mágicos sumamente poderosos. Vinculadas al fuego, elemento de la naturaleza que al mismo tiempo simboliza la destrucción y la renovación o purificación, producen efectos significativos si se las utiliza adecuadamente en rituales y encantamientos.
El uso correcto de las velas al que hacemos referencia depende de determinados factores que son precisamente los que garantizan los efectos mágicos. Las vibraciones de los colores, por ejemplo, ponen en movimiento energías que existen en nosotros, favoreciendo determinados aspectos de la actividad humana como el amor, el desempeño profesional, la capacidad para hacer amistades o la espiritualidad. Precisamente con este último aspecto se relacionan especialmente las velas, ya que encender la luz de las mismas puede asociarse con el antiquísimo simbolismo que relaciona la luz con la sabiduría y la iluminación espiritual, es decir, con las condiciones necesarias para que el hombre –con la fuerza de la voluntad y la fe- pueda seguir el camino del bien y la virtud en esta vida.
Las velas encierran así un valor sagrado, el que fue probado en tiempos inmemoriales y desarrollado justamente por los sacerdotes de diversas religiones como la cristiana, la hebrea y la hindú, tal y como lo confirman el encendido del Cirio Pascual de la Iglesia Católica, el Sabbat judío o el Diwali (hilera de velas) de la religión hindú.
Por otra parte, las vibraciones de los empleados para consagrar velas deben estar en perfecta armonía con el color elegido y con las influencias de la Luna y los demás planetas, lo cual ha de tenerse en cuenta en el momento de realizar cada ritual. Todos los aspectos mencionados son fundamentales, pues al encender las velas, estaremos invocando a las salamandras, los seres elementales del fuego, que constituyen la esencia misma de las llamas. Carentes de sentido moral o de emoción alguna, estos elementales atienden nuestros pedidos cuando se los invoca correctamente y se pueden emplear tanto para el bien como para el mal, por lo que se torna sumamente importante usarlos siempre en nombre del bien. Y para poder hacerlo con éxito, debemos –entre otras cosas- purificar el ambiente en el que llevaremos a cabo nuestro ritual mágico (operación que detallaremos más adelante en este curso) y además, tener todo el tiempo el alma tranquila y el corazón puro.
Rituales con velas
Existen variadas formas de realizar un ritual con velas, de acuerdo con una nutrida y compleja tradición. Pero cualquiera sea la forma elegida, debe comprenderse que los rituales no consisten solo en encender las velas y pronunciar mecánicamente unas palabras. Esas palabras tienen un significado. Por eso, no importa cuál sea el ritual que usted realice, siéntese primero tranquilamente y lea con atención el procedimiento y el contenido de las palabras expuestas en estas páginas. Medite acerca de esas palabras expuestas en estas páginas. Medite acerca de esas palabras. De esta manera, evitará hacer los rituales repitiendo “como un loro”: este es uno de los factores que incidirán positivamente en la realización de los mismos, permitiéndole acercarse a su ideal. Y a medida que el tiempo transcurra y su entrenamiento avance, usted se encontrará en condiciones de usar “sus propias palabras” para hacer un ritual con velas, palabras que deberán brotar de los más hondo de su corazón.
La forma más sencilla de clasificar los rituales es según el propósito con el que se los lleve a cabo. Desde este punto de vista, existen rituales para obtener un deseo en el amor (atraer a una persona, mejorar un relación, terminar con la infidelidad, etc.), para aliviar el mal de un enfermo o conservar la salud, para atraer dinero, trabajo o prosperidad al hogar, para deshacer un daño hecho a una persona, para atraer energías positivas al hogar, para incubar sueños, para consagrar amuletos, para meditar, para obtener “poderes”, para desarrollar la capacidad de conocimiento, para purificarse, para protegerse del mal, etcétera. Lo importante es conocer los alineamientos básicos para realización adecuada de estos rituales. Con ello, y con la práctica suficiente, usted estará luego en condiciones de hacer sus propios rituales, con sus propias palabras y oraciones –respetando siempre las reglas expuestas en este curso- para pedir lo que desee. Recuerde que una actitud humilde resulta esencial a la hora de efectuar pedidos y que las ambiciones desproporcionadas y el deseo del mal se volverán siempre en su contra.